jueves, 26 de noviembre de 2015

EL CINE SOVIÉTICO


A la vieja Rusia de los zares llegó el cinematógrafo Lumière ya en 1896 para rodar la coronación de Nicolás II y después se presentó en el Palacio de Peterhoff en San Petersburgo en una fiesta presidida por la emperatriz.
En 1917 estalló la Revolución bolchevique y comenzó la primera experiencia socialista de la historia. El cine no fue ajeno a estas circunstancias. Lenin pensaba que “ De todas las artes , el cine es para nosotros la más importante”  lógicamente, teniendo en cuenta que en Rusia más del 70% de la población mayor de 9 anos era analfabeta.  Por el decreto de nacionalización de la industria cinematográfica, ésta pasó a depender del comisariado de Educación del Pueblo en 1919 y  en ese año se creaba en Moscú la Escuela Cinematográfica del Estado. El gobierno bolchevique fue el primero del mundo en reconocer la importancia del cine en la era de la cultura de masas.
A pesar de la escasez de medios materiales el cine echó a andar gracias a creadores como Kuleshov o Dziga Vértov. Vértov fue uno de los grandes del cine soviético, fundó el noticiario Kino-Pravda (Cine-verdad) donde aplicó sus teorías  del Cine-ojo, en el que pretendía la objetividad absoluta , prescindiendo de todo aquello que modificara la realidad: maquillaje, decorados, actores, iluminación…
La influencia de Vértov en la teoría y en la práctica del cine documental fue enorme.
Pero el más grande director de cine soviético fue Serguéi Mijailovich Eisenstein. Estudió en la Escuela de Ingeniería Civil de San Petersburgo y frecuentó la Escuela de Bellas Artes. Admirador de Da Vinci pero también de Freud y el psicoanálisis, durante la Revolución se decantó por el bando bolchevique. Comenzó con el teatro que terminó abandonando atraído por el realismo del cine y por la influencia de Griffith y Dziga Vértov.

La obra de Eisenstein es un compromiso y una síntesis entre el realismo documental y el simbolismo y expresionismo más barroco.



5-    


En 1924 dirigió su primera película , La huelga, sobre una huelga de una fábrica metalúrgica aplastada implacablemente por los soldados zaristas. En 1925 dirigió su gran obra, El acorazado Potemkin. En ella cuenta la sublevación de la marinería del acorazado Príncipe Potemkim en la revolución de 1905. Rodó en escenarios naturales esta impresionante obra, estructurada a la manera de las tragedias clásicas en cinco actos:
1-      El mal estado de la carne, podrida, que provoca el descontento de la tripulación.
2-      Las represalias del comandante que son el detonante de la rebelión, que triunfa.
3-      Un marinero muerto en la lucha es llevado hasta el puerto de Odessa donde nace la solidaridad  de los ciudadanos de Odessa.
4-      Las fuerzas zaristas cargan sobre la población civil en las escaleras del Palacio de Invierno, causando una masacre.
5-      El barco se hace a la mar y encuentra la escuadra zarista pero los marineros de otros buques se unen a ellos y permiten que pasen, sin ejercer oposición y saludando con alegría.

La ejemplar sobriedad y simplicidad de esta gran odisea colectiva, encarnada en el pueblo, en claro contraste a la fría actuación de las tropas del zar, se articuló en 1.290 planos, combinados con genialidad mediante un montaje rítmico y muy  preciso. Los movimientos de cámara, en cambio, son muy escasos: dos travellings en la escena de las  escaleras y una panorámica oblicua para enfocar a la multitud en el malecón. No se necesitaban más movimientos ya que el movimiento viene determinado por la acción y el montaje. Eisenstein prolongó el tiempo artificialmente, hasta seis minutos, para potenciar la angustia y el dramatismo en la antológica escena de las escaleras. Esta escena es una de las más famosas y reconocidas de la historia del cine. Son 170 planos en los que retrata a un pueblo inocente e indefenso frente a la brutalidad de las tropas zaristas que con los fusiles cargan contra los ciudadanos. Los primeros y primerísmos planos humanizan la escena.
Eisenstein consiguió darle a este drama épico una grandeza que hace que no se ciña a un episodio histórico en concreto si no que sea un manifiesto contra la injusticia y la barbarie. Es una obra maestra de la historia do cine.
Después del éxito alcanzado con El Acorazado Potemkin realizó Octubre, 1927, sobre la revolución bolchevique. Pero la censura posterior eliminó casi un tercio del metraje en el que aparecía Trotsky. A pesar de esto, es una obra barroca, con mucha fuerza y cargada de simbolismos.
Todas estas películas son corales, donde las individualidades no tienen cabida.
Pudovkin fue otro de los grandes realizadores soviéticos, aunque su idea de montaje tiene más que ver con Griffith o Hitchcock, es decir, trabaja el montaje previamente en el guion. Einsenstein lo hacía para expresar, uniendo imágenes, sentimientos o ideas diferentes a los de las imágenes aisladas.
La vitalidad expresiva del cine soviético introdujo una auténtica revolución expresiva en la teoría y en la práctica cinematográfica mundial por el realismo y por las posibilidades creativas del montaje.

La escena de las escaleras de Odessa fue recreada y homenajeada en Los intocables de Elliot Nes , 1987 ,de Brian de Palma.








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