lunes, 5 de octubre de 2015

El CINE COMO CREACIÓN: GEORGES MÉLIÈS


EL CINE COMO CREACIÓN: GEORGE MÉLIÈS
Las primeras películas fueron, como ya dijimos, pequeños documentales. Tenía que llegar un soplo de creatividad para que se convirtiera en arte. Y ese paso tan fundamental fue emprendido por George Méliès.
Méliès fue uno de los privilegiados de aquella primera proyección cinematográfica. Después de aquello, procuró comprar el cinematógrafo pero Antoine Lumiére se negó, alegando que no tenía mucho futuro como negocio. Aún así Méliès compró un bioscopio y metros de película para iniciar  su propia producción cinematográfica.
Rodaba escenas similares a las de los hermanos Lumiére hasta que un día, de casualidad , descubrió un truco cinematográfica. Fue así como decidió encauzar su producción al mundo de la magia y de la fantasía y comenzó a explorar las posibilidades del nuevo juguete. Fue intuyendo los trucos del cine moderno: maquetas, desapariciones, apariciones, objetos que se mueven solos, sobreimpresiones, encadenados, fundidos, fotogramas coloreados a mano…
Méliès decidió construir en su jardín en la finca de Montreuil un estudio de paredes acristaladas para aprovechar la luz. Después se añadió iluminación eléctrica y allí fue donde desplegó  su actividad como creador: director, actor, operador, maquillador, decorador, carpintero y electricista a la vez. Fue el primer estudio europeo.
 Entre 1896 y 1913 Méliès realizó unas quinientas películas de las cuales se conservan la décima parte. Hizo también películas publicitarias. Algunos de los títulos son La cueva maldita, El hombre orquesta. En 1897 Méliès inventa las actualidades reconstruidas, aportación fantasiosa al periodismo para reconstruir episodios de la guerra greco-turca. También El proceso Dreyfuss, 1899 o la coronación de Eduardo VII en Westminster, 1902.
 Sus películas están divididas en cuadros o escenas, concebidos como escenas teatrales. La cámara es un aparato inmóvil. Méliès ignora las posibilidades para reconstruir la narración que pueden surgir del montaje.
La originalidad de Méliès estriba en la simbiosis entre los recursos teatrales y los trucos de origen fotográfico. A veces usa telón o saludos al público y los personajes entran y salen por el foro. Las interpretaciones son exageradas basadas en la mímica.
En 1902 realiza Viaje a la luna, que le cuesta la friolera de 10.000 francos. Es el comienzo de su decadencia. No fue capaz de competir con  la industria incipiente americana. Después de esta película hizo  200.000 leguas Bajo el mar y La conquista del Polo, 1912.
En 1911  sus recursos menguan y tiene que aceptar ayuda financiera.  Tras la guerra desaparece sin dejar rastro.
En 1928 un periodista lo encuentra vendiendo juguetes en la estación de Montparnasse e después de esto se le hicieron homenajes y reconocimientos.  Pero siguió trabajando en Monstparnasse hasta que murió.

Martin Scorsese le rindió un sentido homenaje con  su film “La invención de Hugo”. Su aportación al cine fue inmensa, creando un espectáculo popular e incorporando la puesta en escena teatral.








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