Al remate de la Segunda Guerra Mundial, los
americanos imponen duras condiciones que impiden desarrollarse al cine japonés. Japón comenzó a recuperarse de la ruina de la Segunda Guerra Mundial en los años 50. El gasto en publicidad se multiplicó por diez y la mayor ambición de la nación era
conseguir el estado de bienestar, influenciado por el consumismo estadounidense.
Será la época de la segunda edad de de oro del cine japonés.
El descendiente de una familia de samuráis,
Akira Kurosawa, vio en 1950 como se proyectaba su film Rashomon sin su
permiso. Rashomon causó sensación y ganó un Oscar que dio a conocer el cine japonés en
Occidente, ya que de Ozu, Mizoguchi y Naruse no se conocía nada.
Rashomon está ambientada en el siglo XII y trata de un bandido, que mata a un samurai y viola a su mujer. En el juicio, el samurai, ya fallecido, se comunica con su mujer a través de un médium. Cuando el leñador encuentra el cuerpo del samurái, cada uno expone su versión de los hechos,
versiones contradictorias , muy diferentes , que componen un puzzle de medias
verdades para el espectador, donde nadie expresa remordimientos.
El film, con unas actuaciones teatrales para el gusto occidental, rezuma sensualidad por la fotografía que capta la naturaleza
deslumbrante y también por la música.
Las películas de Kurosawa van a estar desde
este momento interpretadas por personajes solitarios, más que los de Ford.
Tras el éxito internacional de Kurosawa con Rashomon, comenzaron a producirse 500 filmes al año. En 1959 Yasujiro Ozu dirigió Buenos días, en donde critica el nuevo consumismo a través de la historia de dos niños que intentan obligar a sus padres a comprarles un televisor declarándose en huelga.
En esos años se rueda Cuentos de la luna pálidade Kenji Mizoguchi, Cuentos de Tokio de Yasujiro Ozu y La puerta del infiernode Kinugasa.
Cuentos de la luna pálida fue la película japonesa más aclamada de este período. Es una historia minimalista sobre un alfarero del siglo XVI que sueña con ser rico. La película está rodada con secuencias largas y fluidas, con una exquisita fotografía y su final es de los más serenos y delicados de la historia del cine.
En las películas de Ozu el tema central es la melancolía producida por el paso del tiempo. Cuentos de Tokioes su película más emocionante sobre su tema preferido, las relaciones padres e hijos.
Akira Kurosawa dirige Los siete samuráisen 1954, con una gran impronta de los westerns de Ford. La historia cuenta las penalidades de unos campesinos que contratan a unos samuráis para defenderse del ataque de unos bandidos. Fue un film muy innovador por su mezcla de western con cine oriental
En las etapas finales Kurosawa denota una mayor
preocupación por temas sombríos y también por aspectos puramente formales como el color.
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CONTOS DE TOKIO DE OZU |
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