Las películas de
gángsters fascinaban casi tanto al público como las de terror, pero éste es un
género genuinamente americano consolidado hacia 1930 con sus propios temas, tramas, estrellas e imágenes.
Tiene origen en la Ley Seca que estuvo vigente entre 1920 y 1933 y que supuso la
creación de una mafia de contrabando de alcohol en ciudades como Chicago o
Nueva York, a manos de gángsteres de origen italiano o irlandés.
La primera
película del género fue Little Caesar,
de Mervyn LeRoy, 1930 en la que Edward G.Robinson interpreta a un gángster
italiano de manera brillante. Al año siguiente The Public Enemy interpretada por James Cagney y dirigida por
William Wellman es más violenta aún que la anterior en la que el protagonista ,
al no carecer de encanto y ser tratado con cierta indulgencia, generó un debate
en la sociedad estadounidense. Otras constantes en el cine de gángsters fueron la
fe católica, los dramas familiares y los valores de la familia. Cuarenta años
más tarde la visión más célebre y sombría del mundo del hampa continuaría esa
tradición;fue la trilogía de El Padrino de Francis Ford Coppola.
Howard Hawks en
1932 dirigió Scarface: Shame of a Nation,
la película del género más interesante de la época. Es la más innovadora por el
uso expresionista de símbolos y de la iluminación. Recrea hechos reales como la
matanza de San Valentín, con rigor periodístico.
En tres años se
hicieron 70 películas del género en Hollywood que tuvieron mucha influencia en
el cine británico, francés y japonés de los años 40, 50 y 60.
Tras la primera
etapa del cine de gángsters, la corrupción del poder pasó a ser el tema
principal de este cine. Los directores retrataron a los personajes como héroes
existenciales, fascistas, víctimas de la sociedad, hedonistas etc.
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